(Trescribo, como davezu, los primeros párrafos)
Turismo y palabras vacías
Una pieza clave en la economía de España e importante en la de Asturias
Xuan Xosé Sánchez Vicente 07.09.2017 | 05:11
Turistas en Santa María del Naranco. MIKI LOPEZ
Empecemos por lo principal: el "turismo de calidad" no existe, es una frase hueca. Precisemos: la idea de que se puede encontrar un "turismo de calidad" para vivir de él principal o exclusivamente es una pura entelequia. Evidentemente, el sintagma expresa el desiderátum de la búsqueda de un conjunto de visitantes que no siendo muchos ni molestos dejasen aquí tanto o más dinero que los muchos y (en parte) molestos. Para que eso ocurriese, entre otras cosas, deberían elevarse sustancialmente los precios, con lo que es seguro que desaparecerían muchos de los visitantes, pero nada cierto que se lograse un montante parecido de ingresos. Las consecuencias, además, sobre empresas, autónomos y empleo serían dramáticas. En fin, no merece la pena argumentar más sobre la cuestión, lo están haciendo ustedes suficientemente mientras leen.
Es cierto que este año se han producido manifestaciones y algaradas contra el turismo en algunas partes de España. Con cierta razón en algún caso, en cuanto que se transfieren dineros de todos a rentas particulares, las del sector, si bien, por otro lado, revierten también en empleo y actividad económica general; o en la medida en que, en las zonas de turismo masivo, encarecen los alquileres para los nativos y los expulsan de sus barrios. Pero, en general, el turismo es una de las piezas fundamentales de nuestra economía, en el caso de España; importante en el de Asturies. Y lo es no sólo directamente por el movimiento de gentes, sino por su efecto tractor. Piénsese en las consecuencias sobre el empleo de sobrevenir una crisis grave.
En Asturies, por fortuna, no conocemos muchos de estos inconvenientes. Los agobinos del turismo no son otros que los de la temporada del verano, y ese agobio lo provocan tanto los visitantes como los propios asturianos. Si acaso, el turismo de despedidas de soltero levanta alguna queja por su comportamiento, en algunos casos, excesivamente ruidoso y soez.
En todo caso, las limitaciones que han de ponerse a las incomodidades causadas en este ámbito no han de ser otras que las que afectan a todo el mundo: el ruido, la limpieza, las molestias a los demás. Y, eso sí, exigir su cumplimiento.
Nos queda mucho, por lo demás, para conseguir aumentar el cupo de visitantes, que siguen siendo, fundamentalmente, madrileños, vascos y de comunidades vecinas. Del mismo modo, podremos avanzar algo en que el turismo venga fuera de temporada, pero no será mucho, no nos enfotemos en lo que no va a ser.
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