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¡Esi cementeriu! ¡Una manina pintura, polo menos! ¡Qué desolación!

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El 05/09/16 asoleyaba yo un artículu en La Nueva España que se titulaba "El Ayuntamiento menosprecia a los difuntos" pola escasa atención que l'Ayuntamientu de Xixón prestaba nel a los vivos (darréu les dificultaes de desplazamientu y los obstáculos), pola desatención xeneralizada del interior, pola cerca esterior y les sos entraes, que ta fecha de piedra caliar vista y tosca, como la muria d'un prau nuna braña.

Pues bien, posteriormente, l'Ayuntamientu destinó unes brigaes a aperiar un migayín l'interior del cementeriu y a iguar un daqué la entrada nes puertes llaterales, como se ve na semeya qu'apurro equí:


A ver si esta vegada tengo la mesma "mano", meyor dicho, a ver si tolos xixoneses tienen la mesma suerte esta vegada: 
La pinta que tien el cementeriu d'El Sucu dende los barrios del sur-oeste de Xixón ye deplorable: a lo poco cuidao l'arquitectura súmase la desatención a la pintura: fai años pa tapar lo desolador la construcción diose una mano pintura verde a toles paredes que constituyen el respaldu los nichos, colo que la perspectiva'l cementeriu dende'l sur y l'oeste de Xixón disimulaba un migayín. Agora esa pintura, ensin dulda un arreglu baratu, ta casi toa esapaecía y l'aspectu del cementeriu ye desolador.
Asoleyo equí dos fotos d'eses pésimes traces: ¡qué poca atención pa los vivos y los muertos!
A lo meyor, si pudiesen cobra-yos el IBI... ¡Vaya ñata!



Presumiendo: rotondes y cementeriu

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El 05/09/16 asoleyaba yo un artículu en La Nueva España que se titulaba "El Ayuntamiento menosprecia a los difuntos" pola escasa atención que l'Ayuntamientu de Xixón prestaba nel a los vivos (darréu les dificultaes de desplazamientu y los obstáculos), pola desatención xeneralizada del interior, pola cerca esterior y les sos entraes, que ta fecha de piedra caliar vista y tosca, como la muria d'un prau nuna braña.

Pues bien, posteriormente, y dende fai meses, l'Ayuntamientu destinó unes brigaes a aperiar un migayín l'interior del cementeriu y a iguar un daqué la entrada nes puertes llaterales, como se ve na semeya qu'apurro equí. 





(Aclaro que nun soi yo solu'l que protesté asoleyando la cochambre y pioyosería de tol cementeriu d'El Sucu. Pocos díes dempués (el 10/09/2016) facíalo, nun llargu artículu tituláu "El Suco: el trampantojo o la imbecilidad humana", Blas Fernández Gallego).


Pues bien, del mesmu mou, protesté'l 21/07/2017 contra'l desastre de munchos polígonos industriales en Xixón, que nun teníen dotación de fibra óptica o que teníen accesos polos que-yos yera imposible o perdifícil pasar a los camiones. "No es el único problema que tiene ese polígono -El de Lloreda, decía-: carecen de servicio de fibra óptica y sus accesos están tan mal diseñados que los camiones de cierta longitud han de tomar la rotonda de acceso por la izquierda, ya que por la derecha no pueden realizar el giro. A veces, además, coinciden con la salida de molinos eléctricos de una factoría próxima, lo que hace más encantadora la situación".

Pues bien, fai poco acaben d'arreglar una d'aquelles rotondes que yo señalaba nel mio artículu, la d'enriba Tremañes que da accesu a polígonos industriales camín de Cenero.

¿Casualidá? Déxenme presumir de tener un migayín de parte neses igües, de pensar que, de xemes en cuandu, los mios artículos sirven d'obleru pa iguar les coses que se faen mal, masque solo sea un migayín.

Más sobre'l cementeriu El Sucu (Xixón)

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¿Sabíen que'l terrenu onde s'allugó dempués el cementeriu llamábase, a la hora la compra, "La llosa los valientes".

¡Tien cantu la cosa! ¿Non?

Anque yo pienso que, en realidá, debía ser "La llosa los Valientes".




Más sobre el cementeriu' El Sucu

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Esti artículu de Blas Fernández Gallego en LNE del 10/09/2016.


El Suco: el trampantojo o la imbecilidad humana

10.09.2016 | 03:16
El Suco: el trampantojo o la imbecilidad humana
El Suco: el trampantojo o la imbecilidad humana

Todos sabemos que al entrar los generales romanos triunfantes, en Roma, se les repetía el "memento mori". Asimismo, las artes de las iglesias, con variada iconografía, transmiten esa idea. La religión católica, el Miércoles de Ceniza, primer día después de los Carnavales, insiste: "Recuerda que eres polvo". Las otras religiones cristianas también mencionan el tránsito que significa la vida. El Islam mantiene igual teoría y especifica con detalles los componentes del paraíso. El Judaísmo establece la separación de alma hacia el otro mundo y la necesidad de enterrar el cuerpo. En el Budismo la muerte y la vida son un círculo, sólo roto cuando se llega al nirvana. En el Hinduismo, Prajapati (Brahma) crea, en una bellísima historia, la muerte, dándole complemento a la vida. El Taoísmo considera el yang como la vida y la acción y el yin como la muerte y la pasividad, siendo la máxima veneración para los antepasados, no para las deidades.
La muerte, en todas las religiones, se manifiesta como algo indisoluble a la vida, siendo una enseñanza constante la inevitabilidad de este ciclo, que no sabemos cómo se cierra. Como consecuencia, hay un respeto permanente a los antepasados que son debidamente enterrados, según las diferentes creencias, por lo que significaron y pueden transcender. Para el ateísmo, donde no hay creencia del más allá, el respeto por los muertos llega con igual deferencia a los cementerios civiles y a los panteones de hombres ilustres. Dicho esto, toda sociedad tiene en alta estima las ciudades de los muertos, los cementerios, a veces con tanta o más consideración que las de los vivos, por recuerdo, respeto y como "memento mori" a las generaciones; ya que sin el concepto permanente de la muerte, muchos baremos morales de convivencia pueden alterarse gravemente. Los cementerios nos trasmiten la historia propia de las ciudades y de la sociedad, con sus arquitecturas, esculturas y artes aplicadas. Son un testimonio vivo del pasado y son enseñanzas filosóficas y sentimentales de mensajes de los antepasados.
Hablando de mi memoria: para llegar al cementerio de La Habana, allá por el reinado de Fidel Castro, se pasa por un deterioradísimo barrio colonial descascarillado y ruinoso; comenté que con una mano de pintura luciría lindo y me contestaron que la poca pintura blanca que había era para mantener el cementerio. Paseé por cementerios, en Montmatre, Niza, Santo Domingo, San Michele en Venezia, Leningrado, Sevilla y la Almudena y por el judío de Praga, en la época comunista. Visite los imponentes panteones de grandes hombres en Roma, Florencia, Madrid y Santo Domingo, por poner algunos ejemplos. En el mismo Kremlin, en la égida de Brezhnev, visite el mausoleo de la momia de Lenin, y los prohombres en la muralla del Kremlin. Anduve por cementerios en Túnez y Egipto en el anglo-americano de Kanchanaburi, cercano al río Kwai, en el católico de Udon Thani y el budista de la pequeña Hua Kua, ambos en Tailandia. Conocí el chino y cristiano que compartían parcela en Silom, Bangkok. Pase por el chino de Taipéi para ir a la torre columbario, mirando al mar de los taoístas. Todas fueron visitas casuales y no turísticas que complementaron el conocimiento de las ciudades que visitaba. Constaté cómo se cuidaban con respeto y esmero, reflejando la cultura y la económica de las ciudades y que eran tratados como monumentos, jardines o paseos para encuentro de generaciones.
En este Gijón, de estética urbana cada vez más empobrecida, hace años una Corporación socialista, embriagada de poder y del cambio por el cambio, decidió hacer desaparecer de la existencia humana, de un plumazo, la muerte, transmitiendo que la vida y el carpe diem eran la última realidad y entabló una batalla esperpéntica contra el cementerio de la ciudad, llegando a la supina idea de hacer un trampantojo gigante, pintando de verde todas las paredes posibles, para desvanecer virtualmente el cementerio, en el paisaje circundante, como el pueblecito de Brigadoon de Minelli. Los ideólogos debieron sentirse como Christo y Jeanne-Claude, envolvedores de estructuras y paisajes, pero éstos efímeramente, y más que un "Oscar", merecen que se les corra a gorrazos "ad aeternum", deberíamos materializar sus nombres en la puerta del cementerio. Además, aquellos arquitectos paisajistas de título o afición, han plantado árboles para amurallar e invisibilizar el contorno y hasta por dentro, escaleras arriba, haciéndolo húmedo, resbaladizo y peligroso, por no hablar de las barreras arquitectónicas que ya existían. En años, las obras de mantenimiento han sido mínimas, el anarquismo privado, intentando arreglar el abandono público es de gusto discutible y el paredón ignominioso que lo rodea, sin el menor revoco, es vergonzoso. Es decir, ni una sola preocupación en dignificar el cementerio de los vivos de ayer, para convertirlo honrosamente en la joya blanca de la colina de Los Pericones, en el mejor mirador de la ciudad y en el símbolo del respeto por los antepasados que dignificaría a los vivos. Desde aquella antigua Corporación socialista hasta hoy, aún no ha habido contestación efectiva de ninguna otra. Será un problema de filosofía o falta de ella, de la ignorancia cultural que se ha extendido desde el hedonismo imperante y de la premisa que toda tradición es venenosa. Ignorancias propias del adanismo preponderante, ya lo dije.
Recomendaría varias citas, pero mi colega, más docto que yo y que no conozco, Héctor Blanco escribió aquí un buen argumentario el 26 de julio. Y cuando entrego este artículo a redacción, Xuan Xosé Sánchez Vicente abunda en lo mismo. Ya somos más.
Post sriptum: El nuevo Lenin español del siglo XXI, el diputado Iglesias, mejoraría su eficacia si no confundiese la tribuna del Congreso con el carro blindado en la estación de Finlandia. Durante tantos años, muchos suspiramos por que en ese templo y flujo de la democracia, voces, signos y símbolos transmitan mensajes profundos. Durante años, Europa y otros países nos consideraron desharrapados del extrarradio; sabíamos que no lo éramos, pero tuvimos que demostrarlo. La momia de Lenin está con traje y corbata, qué cosas. A mí la corbata me aprieta.

Güei, en LNE:

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(Trescribo, como siempre, los primeros párrafos)L'aprecederu

El Ayuntamiento menosprecia a los difuntos

La falta de atención municipal en algunos cementerios

05.09.2016 | 02:31
El Ayuntamiento menosprecia a los difuntos
El Ayuntamiento menosprecia a los difuntos
Por razones comunes a tantos mortales, paso en ocasiones por el cementerio de El Sucu, en la colina de Ciares. Y aun cuando uno no lo haga, por suerte, agobiado por una pena inmediata no deja de darle pena el estado "urbano" del camposanto, aspectos de sus calles, de sus deambulatorios y servicios. Y eso que en los últimos tiempos la muy ajada cubrición de los culumbarios ha sido remocicada con una mano de cal, y que años atrás, se dio una mano de un verde de un dudoso gusto y color a todas las paredes que enfrentan la zona de El Llano.
Comencemos por decir que no existe ni una sola adecuación en forma de rampa para que puedan acceder al lugar donde están enterrados sus deudos quienes deben usar silla o tienen dificultades graves de movimiento. Que en una ciudad donde tanto se ha hecho a fin de facilitar los tránsitos entre acera y calzada (y, sin embargo, no en un edificio recientemente remozado, como el de Correos) para quienes tienen dificultades de movilidad, no se haya efectuado una sola operación en El Sucu, es realmente extraño.
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