¡Reinventemos la escuela!
El pedagogo Meirieu y su idea de acabar con la histeria por lo inmediato
23.03.2016 | 04:22
Francisco García Pérez Así, casi como si
fuera un grito, resume su pensamiento el ensayista e investigador Philippe
Meirieu (1949), de quien se dice que es "el pedagogo al que más escuchan
los gobernantes"? si fuera verdad que los gobernantes escuchan. Tan sabio
y controvertido caballero es quien hoy me escribe prácticamente el artículo,
pues considero obligación ética seguir propagando tal cual sus ideas sobre algo
que tanto nos debería atañer como es el futuro de nuestra escuela, es decir, el
futuro de nuestra chavalería, es decir, el futuro de nosotros mismos. Sin
escuela, somos lo que estamos llegando a ser: postureo y tontería, mujeraje y
rascar donde no pica, ocuparse de lo accesorio olvidando lo urgente e
importante. Los entrecomillados que vienen proceden de una entrevista que
Meirieu concedió al diario parisino "Le Monde" cuando aún la
mentecatez y el escapismo no saludaban desde la arena pública.
Principios quieren las cosas: "Vivimos, por primera vez, en una sociedad en la que la inmensa
mayoría de los niños que vienen al mundo son niños deseados. Antes, la familia
'hacía niños'. Hoy, es el niño el que hace a la familia. La sociedad de consumo
pone a nuestra disposición infinidad de cachivaches que debemos comprar para
satisfacer los caprichos de nuestra progenie. Una economía que hace de la
pulsión por comprar la matriz del comportamiento sacude los cimientos
tradicionales del sistema escolar". Comprar, pasar el finde en los centros
comerciales para alimentar los caprichos del nuevo tirano, aceptar el chantaje
emocional del pequeño dictador haciendo dejación de funciones quienes deberían
educar, mamá y papá. Difícil, pues, cuando al malcriado en el consumo, en el
esto veo, esto quiero, esto obtengo, lo intentan sosegar los maestros: "No
me llama tanto la atención el nivel tan bajo del alumnado como la
extraordinaria dificultad para contener una clase que parece una olla a
presión". Del polvo de casa vienen los lodos de clase: "En general,
los alumnos no son violentos ni agresivos, pero no paran un momento. El profesor
tiene que malgastar su tiempo en el empeño de reconstruir un conjunto
estructurado. A menudo, debe practicar una 'pedagogía de camarero', corriendo
de uno a otro alumno para repetir individualmente una consigna que ya ha dado
al grupo, calmando a estos, poniendo a aquellos a trabajar. Se ve vampirizado
por una continua demanda de interlocución individualizada, de bajar la tensión
para obtener atención".
Educados en las grandes tiendas a querer y a quererlo todo, repiten el
modelo en el aula: "Los niños hoy quieren saber e incluso saberlo todo.
Pero no quieren realmente aprender. Se olvida que todo aprendizaje es una
historia". ¿Cuál sería el camino? Un gran frenazo, acabar con la histeria
por lo inmediato: "La escuela, que era una institución, se ha convertido
en un servicio más, regido por cálculos de interés a corto plazo. Debemos
reinstitucionalizar la escuela, es decir, crear situaciones susceptibles de
suscitar actitudes mentales de trabajo intelectual". Es imprescindible
volver a enseñar que es más importante subir las escaleras que llegar sin más
al primer piso, que el viaje del aprender es la aventura más fascinante y
humana, mal que le pese al Poder: "Contra el saber inmediato y utilitario,
contra la 'pedagogía bancaria', hay que reconquistar el placer del acceso a la
obra. La escuela no debe reducirse a adquirir una suma de competencias".
¿Qué hacer ? Lo que pide el grito del título: "Lo esencial es inventar una
escuela que sea, de modo deliberado, un espacio de desaceleración, un lugar de
aprendizaje del pensamiento y de la experiencia de un trabajo colectivo
solidario". Pues todo esto lo dijo el señor Meirieu? hace ya cinco años.
Mientras tanto, aquí echamos el día aún en discutir sobre ocurrencias de
chiste, sobre si el coronel debe estar aquí o allá, sobre si mi ático me lo
merqué ahorrando tacita a tacita, sobre si pacto o mediopacto o me pongo la
corbata. Y los niños creciendo y comprando.
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