Dende fai sieglos, esta sociedá disfruta dándose guelpes nel pechu y considerándose lo peor del mundu: el negativismu, el despreciu o menospreciu de los propio tienen prestixu. El falar mal de too y de toos presta y viéndese nos medios y na opinión pública. Ensin embargo, too ello supón que nun somos capaces de valorar lo que tenemos, nin de mirar pa fuera pa ver lo qu'hai.
Póngo-yos equí un artículu que n'El Confidencial del 15 de febreru, firma Mario Saavedra dende Nueva York. Lleanlu con atención y miren pa lo que sí tenemos equí y pa lo que non tienen fuera en materia de salú, educación, guarderíes, pensiones, etc. Pongo l'entamu y l'arreyu, encamentando la so llectura:
REGRESAR EN BUSCA DE UN FUTURO PARA TUS HIJOS
Pues yo me vuelvo a España
Sé que lo que voy a decir puede ofender a más de uno, sobre todo a los padres de tantos niños españoles, un tercio del total, en riesgo de pobreza. Pero lo escribo precisamente para ellos, en parte porque yo fui uno de los chavales siempre al filo de la navaja de la exclusión social. Mi mujer, mi hijo y yo dejamos Estados Unidos y volvemos a España. Ha sido una decisión precipitada en parte por asuntos familiares, aunque siempre hemos tenido claro que “en un par de años” regresaríamos. “En cuanto la cosa se ponga mejor”, decíamos.
Creo que nuestro país es, a pesar de todo, uno de los mejores lugares del mundo para vivir y formar una familia. Diez años viviendo en el extranjero, comparando estilos de vida y de sociedad, e informando sobre ellos, me han grabado a fuego esa sensación. He residido casi dos años en Londres, cuatro en Pekín y cumplo ahora tres en Nueva York. He pasado más de un mes en Ámsterdam, Buenos Aires y en distintas partes de Italia y Suiza; he visitado buena parte de Europa, Oriente Próximo y el sureste asiático, Japón y Australia. Por mi oficio, he tenido la suerte de conversar con sus gentes, revisar sus cifras macroeconómicas y analizar sus medios de comunicación. He llegado a la conclusión de que España en particular (y Europa Occidental en general) es un gran lugar, y quizá de los que más oportunidades educativas y sociales van a ofrecer a mi descendencia, al menos en sus primeras etapas.
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