Güei, en La Nueva España: ¿AVE?, ¿para qué?

Escrutinio previo

¿AVE?, ¿para qué?

La falta de consistencia de muchas promesas de campaña

16.05.2015 | 05:32
¿AVE?, ¿para qué?
He aquí dos perlas, de las muchas de estos días. La primera es de UPyD. A la pregunta de "¿Qué van a hacer con la cultura?", responde: "Proponemos una rebaja del IVA cultural, del 21% al 10%". Los de Podemos (en uno de los escasos momentos en que dicen algo concreto) afirman que subirán el IRPF a los ingresos mayores de 50.000 y lo bajarán a los de menos de 25.000.
¿Qué tienen de "perlas" ambas propuestas? Pues que ni una ni otra son competencia del Gobierno asturiano. Aparte de su oportunidad o no (¿por qué ha de tener menos gravamen ver una película que comprar unos pantalones?) o de si se sabe o no qué repercusiones tiene exactamente la subida o bajada del IRPF en esos tramos o de cuánto será, esas son materias en las que la decisión corresponde al Gobierno central. ¿Lo saben ambos partidos? Seamos piadosos, pensemos que sí. Lo que pasa es que ellos no tienen nada que decir al respecto y se limitan a recitar el catecismo del padre Pablo o el de la madre Rosa, que son su alma mater. Pensamiento y servidumbre centralista, como siempre.
En general, la mayoría de las cosas que se afirman sobre las reglas electorales y el comportamiento de los votantes no tiene correspondencia con la realidad, son tópicos más o menos de moda, sin gran fundamento.
He aquí uno: "En las elecciones locales y autonómicas cuenta mucho el candidato, más que las siglas o el programa". Falso. Es cierto únicamente en contadas ocasiones, cuando el aspirante a primer munícipe tiene previamente una parroquia propia. En esos casos, sí, tiene un tirón personal, que puede mantener cuando emigra después para formar una candidatura distinta. ¿Pero en los demás casos? ¿Cuántos vecinos son capaces de decir el nombre de cinco ediles de la mayoría de nuestro concejo? ¿Y de tres del principal de la oposición? No, se votan unas siglas o la figura del "jefe" de Madrid, a Felipe o Aznar (todavía), a Sánchez o Rajoy.
Y ello es mucho más de ese modo en el caso de los partidos llamados "emergentes" (¿y por qué no "partidos pómpara", dada la ligereza con que se elevan en el aire gracias al vacío que contienen en su interior?). ¿Qué candidatos locales conocen sus votantes? ¿Qué programas, si es que los tienen? Pues se limitan a votar al papa de la Iglesia respectiva, Pablo o Rivera, y a la inconcreta idea que se tiene de su catecismo para toda España.
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