¿Cómo fue lo de Cataluña? El PSOE, contra Asturies y con Cataluña



Sigo equí publicando dellos artículos de los que, dende la decisión de 2033, del PSOE de defender el "federalismu asimétricu" pa Cataluña en detrimentu de los asturianos, asoleyé na Nueva España. Esti ye del 30/07/2004.


ARECES, AMNÉSICO 


En conferencia prorrumpida el jueves 22 de junio de este año de 2004, el Presidente Areces manifestó en Madrid que estaba en contra de la financiación autonómica propuesta por Maragall, por entender que ello generaría desequilibrios territoriales. Suspendan el juicio por un momento. Permítanme una parábola.
Un hombre anuncia públicamente que va a atracar un banco. Para ello, sin embargo, necesita una pistola, de la que carece, y un coche para dirigirse a su destino. Así lo anuncia en voz alta. Un amable viandante atiende sus requerimientos, le presta la pistola, lo lleva en el coche y lo deja a la puerta del banco. Se convierte, pues, en colaborador necesario. Ahora bien, preguntado después por su actos, manifiesta que él está en desacuerdo con la acción del atracador y que se opone a ella. ¿Qué dirían ustedes de las palabras del amable viandante, cómo las juzgarían en relación con sus hechos reales?
Es sabido por todo el mundo que quiera saberlo que el señor Maragall lleva predicando el “federalismo asimétrico” desde, por lo menos, 1990. Perconocido resulta que tanto Carod-Rovira como Maragall vienen exigiendo «reducir el déficit fiscal de Cataluña» (es decir, aportar menos dinero a la caja común) desde hace años. Tampoco debería dejar de ser notorio que el tripartido catalán (del que son los pegollos fundamentales Carod / Ezquerra y PSOE / Maragall) se ha constituido con esos dos ejes programáticos, más la idea de establecer la fórmula de concierto económico, semejantemente a Euskadi, para Cataluña.
Pues bien, en el señor Areces ha venido constituyendo una inveterada costumbre el correr a sostener con entusiasmo el palafrén del señor Maragall, es decir, del proyecto que, desde hace ya muchos años, viene defendiendo el PSC catalán, el "federalismo asimétrico", a saber, un Estado español federal (no España) a tres: Cataluña, Euskadi, España (en cuyo saco, como una más, estaría Asturies). Lo ha hecho al menos en cinco ocasiones públicas: en conferencias barcelonesas del 4 de julio de 2001 y 18 de marzo de 2002 (<>, volvía a repetir aquí), en la última campaña electoral catalana, en la declaración de Santillana (30 de agosto de 2003) y con ocasión de la puesta en marcha del gobierno tripartito catalán —en estas dos últimas ocasiones, con la colaboración del partido en Asturies y su Secretario General, don Javier Fernández.
(Es curioso, por cierto, como recordarán ustedes, que solo el señor Chaves y el señor Areces —y sus respectivas organizaciones— corrieron a saludar la constitución de aquel gobierno que, en su voluntad manifiesta, constituía un ataque evidente contra las autonomías de régimen común. Otros, como el señor Ibarra o el señor Bono —cuando todavía no había sido enmedallado por ser «la espalda más limpia de Occidente»—, manifestaron sus reticencias o su desacuerdo.)
De modo que, a lo largo de muchos años, el señor Areces —y con él el PSOE asturiano— ha sido sostenedor y cómplice del señor Maragall y de sus propósitos discriminatorios contra Asturies. Y desde la configuración del gobierno tripartito catalán ha sido también cómplice y jaleador del señor Carod-Rovira, parte fundamental de dicho gobierno. ¿Cómo puede decir, ahora, que está en contra de aquello que Maragall venía proclamando en público desde hace tantos años?
La única explicación es la amnesia. El presidente asturiano sufre, sin duda, algún trauma que lo ha privado de archivos cerebrales. De no ser así, solo cabría interpretar sus palabras como «mala fe», en el sentido sartreano,  esto decir, que don Vicente Alberto no sería capaz de arrostrar las consecuencias de sus actos y se niega a sí mismo como ser libre.
Una tercera opción es que el señor Areces cree que quienes padecen amnesia permanente son los asturianos y especialmente sus votantes. En ese caso el presidente de los asturianos practicaría lo que podríamos llamar «ética coyuntural» (algunos lo llaman «cinismo político», pero nosotros nos resistimos a utilizar esos términos). La sustancia de la ética coyuntural consiste en afirmar en cada ocasión lo que conviene o lo que se cree que los votantes quieren oír, con la seguridad de que la memoria de los ciudadanos es escasa y de que, especialmente los votantes de uno están imbuidos de fe, que es aquello que nos hace no creer lo que vemos y olvidar lo que sabemos.
Así los datos y la historia, así las opciones posibles para interpretar las palabras y la conducta de nuestro presidente, don Vicente Alberto Álvarez, ¿ustedes por qué se inclinan? ¿Padece él una grave pérdida de memoria? ¿Es incapaz de ver las consecuencias de sus actos? ¿O sospechan que nos cree desmemoriados y con unas tragaderas ilimitadas?
Yo, sin duda, me niego a suscribir otra tesis que no sea la de la desmemoria de don Vicente. Estoy absolutamente seguro de que el presidente es incapaz de cualquiera de las otras conductas o malicias apuntadas.
Esperemos que pueda recuperarse con el auxilio de los actuales recursos sanitarios públicos, porque si tiene que esperar hasta que esté disponible el hospital de La Cadellada, seguirá con amnesia por mucho tiempo.

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