Güei, en LA NUEVA ESPAÑA


(Trescribo, como davezu, los primeros párrafos.)

Matonismo

Un camionero de Avilés fue asaltado en San Isidro por un piquete cuando llevaba carbón de El Musel a Guardo

21.09.2016 | 05:32
Matonismo
El pasado día 14 un camionero de Avilés que transportaba carbón desde El Musel a Guardo fue asaltado en el puerto de San Isidro por un piquete de unas diez personas. Recibió golpes que lo llevaron al hospital; a su camión le infligieron daños diversos, que costarán dinero. Tal vez tenga que estar parado un tiempo. El carbón quedó tirado en la carretera. Sean cuales sean las razones y la "razón" que asistiesen a los piqueteros, es un acto de matonismo.
Es ya una constante en los conflictos laborales que la huelga y las protestas no tengan como objetivo la empresa en que se trabaja, parando, al modo clásico, la producción y dañando así los intereses del capital, sino que se tome como objetivo (o como rehén) la población en general (cortes de carreteras?) o los equipamientos sociales, objetivos que, no teniendo que ver con el ámbito del conflicto, llaman más la atención de los medios o se piensa que tienen más capacidad de presión sobre las autoridades.
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Pero quizás convendría examinar con cierto detalle cuál es el ambiente y el discurso en que esas acciones molestas sobre la población ajena al conflicto y esos vandalismos se mueven y se justifican en parte; porque puede que ahí acaben encontrando algunos una cierta exculpación para sus excesos. La opinión pública, por ejemplo, se ha acostumbrado ya a ser rehén de esas actuaciones o padecer sus daños y molestias, que ve con malestar pero tolera. "A fin de cuentas -vendría a decirse- están defendiendo su puesto de trabajo".
Pero son, asimismo, las centrales sindicales las que crean un discurso con que, aunque, desde luego, no justifican el vandalismo, vienen a darle un cierto amparo indirecto. Así, en los últimos tiempos se han producido algunos juicios contra sindicalistas que, en el ejercicio del derecho de huelga y de información de la misma a los trabajadores, han llegado a realizar algún tipo de violencia física contra los renuentes. Condenados en juicio quienes lo habían hecho, las centrales sindicales han calificado la condena de "ataque a la libertad sindical", esto es, han venido a decir de facto que en el ejercicio de la huelga y del piqueterismo no caben restricciones.
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