Güei, en LA NUEVA ESPAÑA

(Trescribo, como davezu, los primeros párrafos).


Lógica confusa y fulanismo

Lo que ha venido afirmando el PSOE desde las elecciones del pasado junio

17.09.2016 | 04:53
Lógica confusa y fulanismo
¿Han oído hablar de la lógica difusa? Probablemente. ¿Y de la lógica confusa? Seguro que no, pero desde hace meses tienen reiteradas muestras de su uso en el PSOE. ¿En qué consiste tal ente? Pues en afirmar que conseguirán o pondrán en marcha varias acciones que son imposibles al mismo tiempo. Así, desde las elecciones de junio de este año han venido afirmando tres cosas a la par: a) que no permitirán que gobierne el PP, partido que, sobre sus dos éxitos electorales, sumó en la intentona de investidura los votos de Ciudadanos y de Coalición Canaria, b) que no gobernarán con los partidos independentistas o partidarios de referendos de independencia, cuyo apoyo es condición imprescindible para que puedan hacerlo, c) que harán todo lo posible para que no haya unas terceras elecciones, lo cual es inevitable si ellos no permiten que lo haga el PP y si renuncian a la colaboración de los proindependentistas.
Es ese un confudiscurso que, en la práctica, vienen manteniendo desde las primeras elecciones de esta no-legislatura, en diciembre, puesto que tras ellas, para sumar con Ciudadanos deberían recurrir a los pro o paraindependentistas. Ahora bien, si ese confudiscurso, negro en su claridad como el galipote, tiene cierta evidencia expositiva en don Pedro Sánchez Pérez-Castejón o en sus adláteres la formulación del mismo (o de otra cosa, ¡vaya usted a saber!) por algunos de los barones territoriales (entre ellos nuestro don Javier) supera con mucho la oscuridad anfibológica de los oráculos. A su lado el "irás volverás no morirás en la guerra", es un prodigio de meridiana univocidad. Por eso algunos interpretan que están en desacuerdo con la actitud del partido y otros lo contrario.
Claro que no hay que olvidar que el patriotismo de partido constituye una componente sustancial de la militancia socialista. Podríamos aducir aquí múltiples ejemplos de socialistas que contemplan espantados la marcha de su partido, pero que después callan y siguen en él, desde Prieto a Fernando de los Ríos -¡aquella su llorosa entrevista con Azaña!-, hasta los valientes Guerra o Bono, que iban a pulir el Estatuto de Cataluña por inaceptable, y todo acabó como acabó, con un sí unánime.
Es curioso, además, cómo todo este proceso, digamos, galipotesco va unido a una sistemática lectura personalista de la cuestión. [.................................................................................................................]

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