Xuan Xosé Sánchez Vicente: asturianista, profesor, político, escritor, poeta y ensayista. Articulista en la prensa asturiana, y tertuliano en los coloquios más democráticos. Biógrafo no autorizado de Abrilgüeyu
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Gracias, Vox
(Ayer, en La Nueva España)
GRACIAS, VOX
No se me exciten, ni los hunos ni los hotros (que escribiría don Miguel de Unamuno). Lean, primero. Todo empieza en Xixón, en una emisora. Es una edila de Vox la que se manifiesta, respondiendo a la pregunta de si van a contratar a artistas que canten en asturiano: «Hombre, si se puede no, pero nunca se sabe». Y en cuanto al nombre de la ciudad: «En lo personal me gusta más Gijón». «Tenemos que estudiarlo, acabamos de llegar. Si es bueno Xixón, pues existirá. ¿Por qué no va a ser Gijón?».
Fíjense en tres cosas: a) no sabe muy bien de qué habla, b) en todo caso, está en contra del asturiano, c) está dispuesta a censurar, a prohibir, a excluir (con el dinero de todos) a una parte, al menos, de la población. El pacto que suscribe con Foro y Moriyón reitera esa política de limitación o contención del asturiano (que ellos llaman “llingua”).
Con posterioridad, doña Sara Álvarez Rouco y su correligionario, don José María Figaredo Álvarez-Sala, han querido matizar esas palabras y precisar su postura; con ello han profundizado en ese pozo de tres estratos: ignorancia, persecución/discriminación de la lengua asturiana, censura/marginación de aquellos que no les gustan.
Ejemplos: «Vox cerrará la puerta a artistas que usen la cultura para hacer política». «Queremos tradiciones auténticas, no a los que usan un escenario para engordar chiringuitos ideológicos de los cuales viven cuatro o cinco amigos del poder». Tomen nota: Vox llevará una vigilancia de aquellos artistas que, en su opinión, cuando cantan hacen política (que no sea de derechas, claro); o, ni siquiera eso, que hablen de política (de la nefanda) fuera del escenario. Y como esa vigilancia y vocación inquisitorial les suena a ellos mismos un poco escandalosa, lo justifican: en realidad, vienen a decir, no hacen cultura (o música), sino engordar «chiringuitos ideológicos» de los cuales viven. De modo que la actividad real de esa gente vituperable es la de quinta columna del mal, de lo cual comen y viven.
Pero, claro, eso así, en crudo, es tan impresentable que tiene que aparecer la cara b: «Vox defenderá la cultura asturiana verdadera»; «En Vox venimos a promover la cultura, nos abrazamos a las tradiciones nacionales y regionales auténticas». ¿Y cuál es la cultura asturiana «verdadera»? ¿Y la tradición regional «auténtica»? Pues, por supuesto, la que ellos digan —y no fueron capaces de proporcionar un solo ejemplo ante la prensa—. Pero ya que la causa de todo este desnudarse ediles y candidatos de Vox es la música y sus adjuntos, les diré lo que sí es para ellos auténtico y verdadero: las canciones que hablen de vaques y cuchu, las vestimentas y bailes de la antigua Sección Femenina. ¿Se extenderá más allá su tolerancia? Seguramente sí, pero probablemente a nada que suene a moderno o urbano.
Y todo ello arranca de una postura política de fondo: están en contra de la cooficialidad, a lo que tienen derecho. Pero, cuando, a raíz de esa postura, empieza su discurrir sobre la realidad, se ve que, de verdad, contra lo que están fuertemente posicionados es contra el asturiano en todas sus manifestaciones, llámenlo ellos “la llingua” o “los bables”.
Por cierto, ¿se dan ustedes cuenta de que todos los que dicen estar a favor de “los bables” (término en plural que se usa para degradar la lengua asturiana) y amarlos nunca dicen una sola palabra en ninguno de “los bables”? ¿Es que hay alguna forma de amar una lengua distinta a usarla?
Por cierto, un par de datos para los abascalinos, si acaso tienen interés en algo. El primero, el nombre de Xixón es el original de la ciudad (entre otras cosas porque la “j” no se «inventa» en castellano hasta el XVII —en asturiano, nunca—). Gijón es una castellanización o deturpación del nombre original. Es, además, ahora, nombre oficial. Y otra notina: son los conservadores de toda la vida (carlistas, obispos, terratenientes, gente de la CEDA…) los que han escrito en asturiano. Si ustedes se toman la molestia de leer alguno de sus textos verán que escriben un asturiano culto, literario y prácticamente uniforme, lo que ustedes denominan despectivamente «llingua».
¿El título del artículo? No saben de qué hablan y cuanto más hablan más cavan el hoyo de sus disparates, sus prejuicios/antipatías y su voluntad valdesaliana (ahí, sí, en una pura y auténtica tradición asturiana). Me han proporcionado con ello unos momentos de jocundia. Siempre se agradecen.
Dos «por cierto». Uno: en un establecimiento de Xixón negaron el servicio a un concejal de Vox por el hecho de serlo. Me parece intolerable de todo punto. Dos: doña Carmen Moriyón se ha expresado con claridad y reiteradamente al respecto de las políticas feministas y otras que llaman de «igualdad»; no lo ha hecho, sin embargo, con respecto al asturiano y la censura de Vox.
No se pase, don Adrián, como se pasan otros
(Ayer, en La Nueva España)
NO SE PASE, DON ADRIÁN, COMO SE PASAN OTROS
“El feminismo es el mayor avance de la humanidad en siglos”, proclamó nuestro Presidente en Madrid, sin duda levitando en medio de la atmósfera entusiasta del congreso socialista. ¿De verdad, don Adrián? ¿Más que la vacuna contra la viruela? ¿Más que la penicilina? Y, por no irnos al comienzo de nuestra era, ¿más que la Declaración de los Derechos Humanos? No se pase, don Adrián.
Y, por cierto, ¿qué ha sido de las peticiones de la FSA en el congreso del PSOE, de las enmiendas pensando en Asturies? Nada he visto de ellas por ninguna parte. De lo del lobo, por ejemplo. Como en aquella frase que Pepe Iglesias, “El Zorro”, popularizó: “Y del pobre Fernández nunca más se supo”.
Pasada gorda y grave la de los precios de la luz, que viene a sumarse a las alzas de los combustibles, el gas y la inflación. Está apretando los bolsillos de mucha gente. Y, especialmente, está apretando los costos para los pequeños negocios y los autónomos, costos que va a ser difícil, si no imposible, trasladar a los precios. Y ello conlleva cierres y paros. Por cierto, no será difícil que al vaticinio de don Pedro Sánchez de que a finales de año “se habrá pagado de luz lo mismo que en el 2018” le ocurra lo mismo que al pobre Fernández, como a las enmiendas de la FSA.
Pero pasarse de verdad, los voxeros y sus adláteres, colocando vallas con la efigie de Adrián Pumares y marcándolo con una equis, en práctica no desemejante a la de colgar una coroza y un sambenito para señalar públicamente, o una estrella de David. Inaceptable. Y eso que sus dirigentes son de buenas familias, ricos, con estudios; supuestamente, de buenas maneras. ¡Si no llegan a serlo!
¡Cuántas veces les habrán dicho en sus casas que está feo señalar! Pues ya ven, ni ese rasgo de educación aprendieron.
Güei, en LNE:
Güei, en LNE: "Vanilocuencias: falacias, vacuidad, desvelamiento": Mensajes que permiten revelar qué se oculta tras ellos o quién los fabrica (PSOE, Carmen Calvo, Pilar Palop, Tribunal Constitucional, VOX, Otegui).

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Güei, en LNE: Perspectivas y realidades de la democracia
Perspectivas y realidades de la democracia
Un grupo cada vez mayor de electores cambia fácilmente su voto por hartazgo o en espera de soluciones inmediatas
Xuan Xosé Sánchez Vicente
Dentro de un ciclo organizado por el RIDEA en torno a la Transición, el día 4 de diciembre tuve un mano a mano con doña Amelia Valcárcel sobre la cultura en aquellos tiempos. En mi intervención introduje algunas consideraciones tangenciales con las que, durante el coloquio posterior, las personas con experiencia en aquella época estuvieron de acuerdo. Una de ellas fue la subrayar la absoluta disposición al cambio de los funcionarios de la antigua Diputación, reflejo de un estado general en la sociedad. Otra, la capacidad de llegar a acuerdos entre partidos y personas.
Esa capacidad no era únicamente fruto de la necesidad, sino de las características iniciales de la política democrática en España. Señalaba al respecto cómo, siendo yo diputado provincial por el PSOE, había presentado por iniciativa personal once enmiendas al anteproyecto del texto del Estatuto de Autonomía -entre ellas, el artículo 4.º del actual Estatuto o la recuperación del nombre de Asturias para la provincia-, la mayoría de las cuales fueron tomadas en consideración. Esa actitud sería hoy absolutamente inconcebible porque hoy en los partidos políticos no cabe apenas -si es que cabe- la iniciativa particular y porque una parte sustancial de la identidad política consiste en oponerse siempre a las propuestas de los rivales. Al margen, posiblemente, además, de que la mayoría de los cargos públicos de cierto nivel viven del sueldo del escaño o del partido y eso convierte en heroicidad la individualidad.
De lo que no hablamos fue de la gente, de los votantes. No se nos ocurrió mentar aquel concepto, "el desencanto", que apareció a poco más de dos años de las primeras elecciones y a menos de un año de la Constitución. Designaba la decepción que embargaba a una parte grande de la población porque la democracia no había sido capaz de modificar instantáneamente (mágicamente) la realidad. He señalado ya algunas veces el paralelismo de aquella situación de finales de los setenta y principios de los ochenta con los primeros tiempos de la II República: también entonces, a los pocos meses de proclamarse el nuevo régimen, las mujeres, con sus maridos en paro, comentaban, mientras apuntaban sus compras en las cartillas de deuda de las tiendas, que nada había cambiado, frente a lo que les prometieron, con echar al Rey.
Y ello nos lleva a reflexionar sobre las causas de la actual marea de Vox. Se han apuntado muchas razones para la súbita conversión de los votantes andaluces hacia el nuevo partido (y, verosímilmente, de tantos otros como piensan hacerlo en futuras elecciones): la economía, la inmigración, la situación en Cataluña? A mi juicio, se ha minusvalorado un factor que concurre con los demás o los aglutina: la existencia de un grupo cada vez mayor de ciudadanos que cambian de voto periódicamente, y que lo hacen tanto por hartazgo de lo existente como con la esperanza de una solución inmediata (milagrosa) de los problemas, los suyos o los generales (no sólo aquí, piénsese en Francia, por ejemplo, y en la popularidad de Macron). El hartazgo de lo existente no incluye sólo la realidad de las cosas, sino la hostilidad hacia los partidos y los políticos tradicionales, que se convierten en "culpables" de los problemas y en chivos expiatorios de una realidad insatisfactoria. Frente a ello, si el partido emergente "habla claro", con los atributos masculinos encima de la mesa, tiene mucho camino andado para recoger el descontento.
Pero no pensemos que estamos ante una novedad contemporánea. Podemos ir al romano Salustio para verla apuntada, y aun antes, a la Atenas clásica. Vengamos más acá. He aquí a Xovellanos, uno de los miembros de la Junta Central, convertida esta y sus individuos en causantes de los males del país, perseguidos y vituperados. Meditando sobre esa injusticia, trae a la memoria las palabras de Guicciardini (1483-1540): "Tal es la naturaleza de los pueblos, inclinada a esperar más de lo que se debe, a soportar menos de lo que es necesario y estar siempre malhumorados con las cosas del presente".
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Güei, en LNE: exacerbados (IU, FADE, Peta, animalistes, otros)
(Trescribo, como davezu, los primeros párrafos)
Exacerbados
IU anula un encuentro con la FADE por haberse reunido ésta con Vox
Xuan Xosé Sánchez Vicente
Pensatible, plasmáu y silenciosu, como'l pitu a la vista del raposu. Con permiso de don Teodoro Cuesta, así quedé cuando el 08/12/18 veo en LA NUEVA ESPAÑA que IU anula un encuentro con la FADE por haberse esta reunido con Vox. La razón: que Vox es un partido que tiene propuestas "inconstitucionales". De verdad, nunca hubiese creído que una entrevista de un actor social con un agente político, a fin de exponer un documento empresarial archiconocido, pudiese estar sometida al juicio de otro partido político y que este se lanzase a opinar sobre la conveniencia o no de la reunión. La cosa ha subido de tono con una respuesta un poco faltona de don Belarmino Feito, que bien pudiera haber ahorrado ciertas calificaciones, respuesta a la que han seguido otras declaraciones un poco más faltonas aún de don Gaspar Llamazares.
(Dejaré aquí claro mi juicio: están en contra de la Constitución no aquellos que defienden cualquier cosa, sino aquellos que pretenden obtenerla saltándose las leyes, es decir, pasándose por el arco de triunfo la Constitución. Por ejemplo, quienes convocan refrendos ilegales o dan un golpe de estado proclamando la república catalana -aunque luego se les aflojen los esfínteres-. Y son sospechosos de actuar en contra en cualquier momento, aquellos que han tenido comprensión o tolerancia con el crimen o lo han practicado).
Pero en todo este espatuxu y griterío de IU contra Vox no hay sólo una cuestión de diferencia ideológica, o de temor acaso. Aun concediendo que haya tal cosa, es fundamental entender también que IU se ha puesto las pinturas y la máscara de caza para salir a campo abierto a la captura del voto agitando el espantajo del partido abascalino. Por excitar a sus votantes, en primer lugar, pero, sobre todo, porque su competidor-socio, Podemos, se les ha adelantado con idénticas pinturas, máscaras, gritos rituales y estandarte.
Estamos en todo caso en tiempos de exacerbación y de grupos y grupúsculos que pretenden convertir en norma universal sus prejuicios u opiniones. Ahí está la ministra Teresa Ribera anunciando que por ella prohibiría los toros y la caza (¿y los pexes?, ¿sabe doña Teresa lo que sufren mientres dan les aboquiaes?). Otros, un grupo llamado el PETA (la P es, por lo visto, de "personas"), propone suprimir troquelaciones que expresen crueldad hacia los animales o "desprecio" hacia ellos. Por ejemplo, eliminar "coger el toro por los cuernos". ¿Tal vez "coger al marido (o 'a la marida', en cursilés) por los cuernos"?
Y ya, en el colmo de los colmos, he aquí que los vecinos de La Manzaneda, en Grao, quienes, en el ámbito de sus fiestas, venían rifando una xata desde 1600, decidieron suspender la rifa por temor a los animalistas. La causa, una Ley aprobada en La Rioja por PSOE, Podemos y Ciudadanos, que, entre otras cosas, como la obligatoriedad de sacar a pasear a las mascotas dos veces al día y no dejarlas solas más de 48 horas, impide utilizar animales "como reclamos publicitarios, regalos, rifas y sorteos".
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En LNE: Hamlet ante la urna, y el 34
(Trescribo, como davezu, los primeros párrafos)
Hamlet ante la urna, y el 34
La repercusión de los pactos poselectorales en Andalucía y la posible extrapolación del efecto Vox en Asturias
Xuan Xosé Sánchez Vicente
El resultado de las elecciones andaluzas supone, ante todo, un problema para PP, Ciudadanos y Vox. El conjunto de las tres fuerzas, si las situamos en el abanico del centro derecha, tiene la posibilidad de gobernar Andalucía los próximos cuatro años, desalojando al PSOE y a la izquierda, en el poder tras casi cuatro décadas.
Ahora bien, cualquier decisión que tomen tendrá algunos efectos contraproducentes para ellos. En general, ninguno de sus votantes les perdonaría que no aprovechasen la coyuntura para gobernar; pero, al mismo tiempo, una parte de sus votantes va a estar en desacuerdo con la decisión que tomen. Los riesgos de desafección serán menores para el PP, por su carácter de fuerza más votada en ese ámbito y, por ello, "obligada" a aceptar cualquier ayuda que sirva para cambiar las cosas. Pero en algo los perjudicará el pactar con Vox. El acuerdo tripartito perjudicará más a Ciudadanos, en primer lugar porque un grupo de sus votantes no quieren un pacto con el PP y menos aún con Vox. Los votantes de Ciudadanos, además, son probablemente más "blanditos" que los del PP, y las críticas de pactar con los ultras harán más mella en ellos. La escapatoria parcial que tratan de lograr, que sean ellos quienes encabecen el Gobierno, no funcionará, desde luego. A Vox, que ha establecido una barrera con el PP tildando a este de "traidor", con la que ha obtenido muchos de sus votos, tampoco le será fácil el pacto.
En todo caso, lo sustancial es que se los castigará si no llegan a acuerdos para sustituir a la izquierda en el Gobierno. Y las soluciones dilatorias, ir a unas nuevas elecciones, pueden resultar un fracaso para todos ellos. De modo que, como Hamlet, sostendrán la urna en su mano y monologarán: "¿Qué es más acertado para el hombre? ¿Pactar o no pactar?, he ahí la cuestión". Lo que les recomiendo es que no pregunten al CIS para orientarse.
Aparte de los tópicos, algo convendría decir sobre Vox, no sobre su discurso y su parafernalia banderil, sino sobre sus votantes. Hasta donde yo intuyo, aquí en Asturies, existen varias motivaciones para votarlo: la cuestión de la emigración, pero no tanto por el color de la piel o la religión de los inmigrantes, sino por las ayudas sociales y su colisión con los intereses de las rentas más bajas, o su percepción de esa colisión; una voluntad antiautonomista que ronda el 30% desde hace mucho tiempo y que se ha acentuado con la situación catalana; la percepción de que Vox "habla claro" y de que los demás, PP, Ciudadanos, PSOE "son unos blandos o no hacen nada" y que otros, IU, Podemos, incluso contribuyen a crear esa situación indeseable, olvidando a los de casa; si a ello quieren sumar el hastío o la permanente "cólera del español sentado", que de vez en cuando busca un mágico bálsamo de Fierabrás, súmenlo.
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Güei, en La Nueva:
(Trescribo, como davezu, los primeros párrafos)
L'aprecederu
L'aprecederu
Dentro y fuera
09.12.2015 | 04:06
Xuan Xosé Sánchez Vicente Releo una información de LA NUEVA ESPAÑA del 18/09/2015. Washington. Un ciudadano asturiano, astrofísico por más señas, emigrante como tantos, saluda a don Felipe y Doña Letizia vestido de asturiano, montera picona incluida, al grito de ¡Puxa Asturies!
Él sonríe y los Reyes ríen al escuchar su ¡puxa! patriótico. La risa de sus Majestades es sin duda la risa nerviosa del que se ve desconcertado, del que no reconoce el objeto que tiene delante o no sabe qué hacer ante él.
Pero no me interesa ahora la risa de los Reyes, sino la persona del astrofísico Bruno Sánchez-Andrade. Como otros muchísimos emigrantes echa de menos su tierra. Pero esa ausencia no se manifiesta únicamente, como en la mayoría de los casos, aseñardando su entorno próximo: la familia, el concejo, la sidra? la fabada. Lo hace globalizando sus señas de identidad y exhibiéndolas: un asturiano de un país con una identidad que no se manifiesta solo en lo interior, sino que se convierte en divisa visible. Lo público y colectivo, frente a lo íntimo y particular. [.............................................]
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