El 04/02/14. Ún d'ellos, según dixéramos, yá floreciera metanos del mes d'avientu.
Siéntolo, pero equí nun puedo treslladar la duzura del so arrecendor.
Xuan Xosé Sánchez Vicente: asturianista, profesor, político, escritor, poeta y ensayista. Articulista en la prensa asturiana, y tertuliano en los coloquios más democráticos. Biógrafo no autorizado de Abrilgüeyu


Receso en la toma de declaración como imputada a la infanta Cristina en los Juzgados de Palma de Mallorca. Durante la misma el abogado de Frente Cívico, que ejerce como parte en la acusación popular de la instrucción del juicio del Caso Noós, Manuel Delgado, ha salido a fumar un cigarro. Mientras apuraba las caladas ha sido preguntado por los medios de comunicación sobre el desarrollo del interrogatorio. Se ha negado a responder a preguntas concretas, pero sí ha dicho que Cristina está tranquila "se nota que se ha preparado bien" y comentaba que está "pasando un mal trago". "Va todo muy tranquilo pero sin contestar a nada" y añadía: "Viene muy bien preparada" y afirma que "el 95%" de sus respuestas son evasivas.
Pero si no hay constancia de que la frase hubiese sido exteriormente emitida, sí fue eso mismo lo que el presidente del Principado hizo al salir de una comida con el presidente de la fundación Príncipe de Asturies, don Graciano García, «vendernos» el mono que el señor Niemeyer había pintado y donado a la Fundación, la cual, a su vez, realizó la «traditio» al Gobierno en aquel encuentro gastronómico. Pues, en efecto, a partir de aquel mismo instante el dibujo empezó a pretenderse como el bálsamo de Fierabrás que sacaría a Asturies de sus tinieblas culturales y a Avilés lo resarciría de anteriores chascos y de su decadencia económica.
Y entós van el PSOE y el Gobiernu y Javier Fernández y dicen:PUES YA QUE COCA-COLA SE PORTA ASINA COL EMPLÉU, RENUNCIAMOS A LES SOS SUBVENCIONES, ANQUE NOS FAEN MUNCHA FALTA.
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.
Esa actitud dominadora es inseparable de un cierto desprecio de los demás, de una consideración de los ciudadanos como menores de edad o, al menos, como sujetos que deben declinar sus presuntos derechos en función del interés o la sabiduría, siempre superiores, de la Administración. Así, he denunciado en tiempos recientes cómo algunos ayuntamientos suprimen de forma habitual durante más de un mes los aparcamientos de una calle a fin de realizar una obra que solo se pondrá en marcha al final de ese período, o mantienen la prohibición una vez concluidos los trabajos. No es un tema menor, aunque lo parezca –y se podrían aducir otras muchas muestras de ese abuso en el trato diario que en las calles de la ciudad practican con los ciudadanos las autoridades al respecto del tráfico-, y, en todo caso, ejemplifica esa doble mentalidad de imperio y menosprecio del ciudadano, tan generalizada.
«Tal parlamento solo legisló tantas leyes este año» suele lamentarse en los medios quejándose de la escasa actividad de los legisladores. Sería tal vez acertado pensar que en muchos casos es mejor la inacción legislativa que la actuación, y, sobre todo, que el ahínco. Y que tal vez, digámoslo con una pizca de eutrapelia, en el frontispicio de los parlamentos debería lucir este emblema: «Felices los pueblos que no tienen legislación». O, al menos, ya que acabamos de remedar a Montesquieu, aquella otra máxima de don Carlos Luis: «Las leyes inútiles debilitan a las necesarias». Que el resto de las plumas con que el pavo se exhibe y pavonea no tiene otra finalidad que la de seducirnos para… hacernos sentir el peso de su imperio sobre nuestras espaldas.| Públicu escuchante |
Con respecto a esto último, no olvidemos que nuestras cifras históricas de paro, en los mejores momentos económicos del pasado reciente, oscilan entre los dos millones largos de parados y los tres, por lo que la reducción de la actual cifra de desempleados en un millón y medio debería ser considerado como el objetivo «óptimo» en un plazo medio. Pero no es eso lo más importante. Lo más importante es señalar que nuestra estructura productiva y nuestra capacidad competitiva eran muy deficientes, incluso en las épocas de bonanza. De manera que, ahora que hemos superado en parte nuestros profundos desequilibrios financieros, nos encontramos en el punto de partida: un tejido productivo limitado, una capacidad de innovación deficiente, un escaso valor añadido de muchas de nuestras producciones, etc. Así pues, en este ámbito, el problema no es el de crear empleo o, dicho de otro modo, el empleo nunca se creará si no mejoramos ese entramado, si no aumentamos la productividad y la innovación y hasta que no vayan apareciendo nuevas empresas (microempresas, inicialmente, con pocos requisitos de capital y/o tecnología) que, poco a poco, vayan inventado nuevas actividades u ocupando nichos de mercado perdidos por las empresas destruidas.